Propiedades, usos y variedades.
El incienso, ya desde la antigüedad, ha sido un artículo muy demandado y valorado. La palabra incienso viene del latín incensum que significa encender, y se refiere a un preparado de resinas aromáticas vegetales, a las que se les añaden aceites esenciales o plantas, que al arder desprende un humo y una fragancia para usar con fines religiosos, terapéuticos o estéticos. El aroma del incienso es atrayente, oscila entre lo místico, mágico y relajante.
Los principales ingredientes del incienso son plantas aromáticas, resinas, maderas, hojas, raíces, aceites esenciales o gomas vegetales.
El uso del incienso viene de miles de años atrás. Se cree que el origen está en las antiguas civilizaciones de Oriente Medio (Egipto, Mesopotamia, Fenicia y Palestina). La Biblia cuenta que cuando los Reyes Magos fueron a adorar al niño Jesús, uno de los regalos que le llevaron fue incienso. Las diferentes civilizaciones quemaban incienso para alabar a los dioses. Los monjes budistas fueron los encargados de llevarlo a Japón, lugar donde se perfeccionó y se inventaron distintas formas de presentación del incienso. Hoy en día los inciensos japoneses, tibetanos e indios son considerados los mejores.
Antiguamente, al incienso se le atribuían propiedades mágicas para atraer o repeler energías y espíritus, y por eso se usaba en las ceremonias religiosas. Estos efectos son debidos a los diferentes aromas de los inciensos. Los olores desde siempre han despertado curiosidad, debido a que el sentido del olfato es muy sensible a la diversidad de olores que hay en el ambiente y que de alguna manera, conectan con nuestras emociones.
Hoy en día se quema incienso porque se le atribuyen una serie de propiedades:
- Purifica el aire, perfuma el ambiente y tiene propiedades aromáticas y relajantes.
- Crea un ambiente de paz y tranquilidad, ayudando a meditar.
- Libera el ambiente de negatividad y atrae buenas vibraciones.
- Tiene poder afrodisíaco y sensual.
- Es adecuado para rituales mágicos y ceremonias religiosas.
Estético: actualmente mucha gente usa el incienso para perfumar el ambiente de un lugar y purificar el aire.
Terapéutico: hace referencia al uso del incienso con la intención de levantar el ánimo, meditar y conseguir paz y armonía. En aromaterapia se emplea el incienso para inhalar los aceites esenciales que llevan.
Religioso: se sigue usando para bendecir un lugar y para fines espirituales o esotéricos.
En el mercado existen distintos tipos de inciensos, con diferentes aromas para adecuarse a los distintos usos y gustos:
- El incienso en polvo es la forma más tradicional y antigua. Se coloca sobre carbón ardiendo.
- El incienso en resina o en grano, se quema sobre una base de carbón. Hay quien considera que esta manera de quemar incienso, aunque es menos cómoda que las otras, compensa porque desprende un aroma superior y es más efectivo.
- Otra forma de presentación sería el incienso en conos.
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Las barritas de incienso son el formato más conocido y extendido. La hay con núcleos de bambú y otros que son todo incienso.
Un incienso de buena calidad tiene diez virtudes que recopiladas por un monje zen del siglo XVI:
- Facilita la comunicación con lo trascendente.
- Purifica mente y cuerpo.
- Elimina los pensamientos obsesivos.
- Mantiene la mente en alerta.
- Nos acompaña en la soledad.
- Trae paz en medio del ajetreo diario.
- Cuando abunda, no cansa.
- Cuando escasea, un poco también satisface.
- Aún almacenado mucho tiempo, su fragancia perdura.
- Usarlo cada día no hace daño.
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